El Post

Lo esencial: La liberación de la expresidenta Jeanine Áñez marca un punto de inflexión que contribuye a cambiar las relaciones de poder en el país y subraya la persistente crisis de independencia judicial en Bolivia.

Por qué importa: El hecho ocurre en el contexto de un cambio político significativo con la derrota del MAS en las recientes elecciones y la inminente asunción de Rodrigo Paz, del PDC, como nuevo presidente.

Los hechos:

El Tribunal Supremo de Justicia de Bolivia anuló la condena de 10 años contra Áñez (por el denominado caso Golpe II) mediante la Resolución 011/25, ordenando su liberación inmediata tras casi cinco años de cárcel en Miraflores.

El TSJ argumentó “vulneraciones” al debido proceso y que “la sucesión no fue un acto de usurpación, sino un acto de necesidad constitucional”.

Áñez salió del penal este jueves en medio del respaldo de sus seguidores y denunciando persecución política.

El nuevo escenario judicial: El futuro legal de Áñez implica que su caso debe ser sometido a un juicio de responsabilidades en el Legislativo, el procedimiento constitucional para procesar a exmandatarios.

Casos transferidos: El TSJ transfirió los casos Sacaba y Senkata a la Asamblea Legislativa.

Votación: El juicio requiere aprobación de dos tercios en el Legislativo, donde el MAS ya no cuenta con mayoría.

Procesos internacionales: También existen dos demandas de Áñez contra el Estado por vulneración de su derecho a un juez competente.

La crisis de independencia judicial: La revocación de la sentencia ha vuelto a poner en el centro del debate la histórica falta de independencia judicial en Bolivia.

William Bascopé, constitucionalista: La justicia está en “la más paupérrima y decadente” condición “en toda la historia” del país.

César Muñoz (Human Rights Watch): El sistema sufre de “injerencia política desde hace años” (informe, junio de 2022).

Analistas señalan un “péndulo judicial” que revierte sentencias dependiendo de quién esté en el poder.

Impacto político en el MAS: Para el MAS, el fallo es un revés significativo, ya que este partido utilizó los juicios contra Áñez para instalar la narrativa (que ahora se cae) de que su salida del poder en 2019 fue un “golpe de Estado”.

Evo Morales, quien promovió activamente los procesos judiciales contra Áñez, se encuentra en Chapare con una orden de arresto pendiente por cargos de estupro.

Luis Arce, que continuó la campaña contra Áñez, deja la Presidencia este sábado.

Luis Fernando Camacho especuló al salir de la cárcel (agosto pasado): “Evo Morales pronto estará entrando a Chonchocoro”.

Qué dicen los protagonistas:

Jeanine Áñez: “Jamás voy a arrepentirme de haber servido a mi patria”.

Luis Guillén (abogado de Áñez): El fallo es “histórico y esperado”, una “corrección jurídica” y no un favor político.

David Inca (víctimas de Senkata): Rechazó la resolución por tener “sesgo de parcialización a favor de una persona e ideología”.

La polarización persiste: La libertad de Áñez se produce en un contexto de polarización social que ha fracturado a la sociedad boliviana.

Para la oposición, Áñez es una víctima de persecución política.

Para los partidarios del MAS, ella sigue siendo responsable de la usurpación de poder y de los casos Sacaba y Senkata.

Qué sigue: Áñez anunció que no descarta volver a la política, aunque no inmediatamente, y que iniciará procesos penales contra autoridades y exmandatarios. También aseguró su presencia este sábado en la investidura de Rodrigo Paz.