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Lo esencial: El informe 2024 de la UNODC revela que los cultivos de coca en Bolivia aumentaron en 10% y que alcanzaron las 34.000 hectáreas; sin embargo, expertos y reportes internacionales cuestionan la credibilidad de esas cifras oficiales y sugieren que la cantidad de plantaciones es mayor.

El contraste entre la medición diplomática de la ONU y el análisis de seguridad de EEUU expone una crisis de transparencia: sólo el 23% de las erradicaciones reportadas por el Gobierno fueron validadas independientemente.

Por qué importa: La crisis de credibilidad en los datos respalda el giro discursivo del nuevo gobierno que denuncia un “narcoestado” de dos décadas y busca restaurar la cooperación con UE y EEUU.

El excedente de producción disponible para el tráfico alcanza a 223 toneladas métricas de cocaína, alimentando rutas hacia Brasil y Europa.

El 77% de las erradicaciones reportadas quedan en “zona de penumbra” sin certificación externa.

La producción potencial máxima de cocaína alcanza las 394 toneladas métricas.

Los números: Las cifras del Informe Anual de la Estrategia Internacional de Control Antinarcóticos (INCSR), de EEUU, revelan una expansión diferenciada por regiones y un dramático desvío al mercado ilegal.

Yungas de La Paz: 19.230 hectáreas (crecimiento del 4%).

Trópico de Cochabamba: 14.275 hectáreas (explosión del 18%).

Excedente sobre límite legal: 12.000 hectáreas, según EEUU.

Erradicación reportada: 10.001 hectáreas (solo 23% validado por UNODC).

Incremento de cultivos en el TIPNIS: 39% pese a baja general del 12% en áreas protegidas.

El contraste de metodologías: Dos visiones divergentes caracterizan la medición de la coca excedentaria en Bolivia.

UNODC (perspectiva diplomática): Se centra en la superficie mediante imágenes satelitales, ve el desafío como geográfico y de contención.

EEUU-INCSR (Informe Anual de la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos (INCSR): Aborda el fenómeno como criminalidad transnacional y diagnostica un colapso de la voluntad estatal.

El problema de fondo: La asimetría entre mercado legal e ilícito es demoledora.

En los Yungas de La Paz, con producción potencial de 35.672 toneladas métricas, el 26% se desvía al mercado ilegal.

En el trópico de Cochabamba, con 37.215 toneladas métricas de producción potencial, el desvío alcanza el 91,5%.

Entre líneas: Franklin Alcaraz (exdirector del CELIN), investigador, y una de las voces más críticas sobre las cifras de cultivos de coca en Bolivia, advierte que “hoy se produce más cocaína en menos espacio”, agravando el problema más allá de las hectáreas.

El informe estadounidense interpreta el incremento del 39% en el TIPNIS directamente como una pérdida de soberanía nacional, mientras el vacío de rendición de cuentas permite que la expansión fluya hacia ecosistemas estratégicos.

Qué sigue: El actual Gobierno ejecutó un viraje radical, denunciando “permisividad sistemática” y restableciendo cooperación con la UE y EEUU para restaurar la credibilidad externa.

Los datos de 2024 marcan el agotamiento del “Modelo Boliviano” de racionalización concertada, planteando la urgencia de demostrar que Bolivia puede recuperar su soberanía de las estructuras criminales que amenazan con convertir al país en el nexo definitivo del crimen transnacional en Sudamérica.