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Lo esencial: La gripe “K”, una variante altamente contagiosa del virus de la influenza A (H3N2) subclado K, atraviesa el mundo a paso acelerado y Bolivia declaró alerta sanitaria nacional ante la alta posibilidad de que la variante llegue al país.

Se reportaron varios casos sospechosos en Bolivia, pero, por ahora, no se confirmó ninguno.

El Gobierno admitió, sin embargo, la expansión geométrica de la enfermedad en otros países del continente y pidió tomar precauciones.

Por qué importa: La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha reiterado el llamado a fortalecer la vigilancia ante esta variante que se transmite con mayor facilidad que otras de influenza estacional, aunque no se considera más letal que las tradicionales.

Los grupos vulnerables como ancianos, niños pequeños, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas pueden sufrir complicaciones graves.

Los hechos: La gripe K es una variante genética específica del virus de la influenza estacional A (H3N2), identificada como subclado K (J.2.4.1), que ha mostrado un rápido aumento de casos en Europa, Asia, Estados Unidos y Canadá.

Se transmite por vía respiratoria (gotitas al toser o estornudar).

Por contacto con superficies contaminadas.

En lugares cerrados sin ventilación.

Los síntomas: Son similares a los de la influenza estacional común, aunque la enfermedad puede sentirse más intensa:

Fiebre alta de aparición súbita.

Tos seca y dolor de garganta.

Dolores musculares y articulares fuertes.

Fatiga marcada y malestar general.

Dolor de cabeza y congestión nasal.

Estado actual en el país: Bolivia registró 27 casos de influenza AH3N2 hasta la semana epidemiológica 50, sin presencia de la subvariante K y sin complicaciones graves en ningún paciente.

Santa Cruz declaró alerta naranja tras el reporte de un caso sospechoso de muerte en una mujer de 26 años que había llegado de Japón, aunque el caso fue descartado como gripe K.

El Sedes anunció la creación de un centro centinela y llamó a reforzar la vacunación.

En Cochabamba se reportaron al menos cinco personas bajo observación médica, vinculadas a un contacto familiar con antecedentes de viaje desde Estados Unidos. Ninguno confirmado como gripe K.

Medidas urgentes del Gobierno:

El sistema de salud activó tres líneas de acción inmediatas.

Mayores controles sanitarios en aeropuertos y puntos de ingreso al país.

Vigilancia epidemiológica en todo el territorio nacional con coordinación entre Salud, Migración y Seguridad.

Sistema Nacional de salud en alerta operativa con protocolos activados y seguimiento permanente de casos.

Tratamiento y vacunas:

La OPS insta a tratar oportunamente los casos y garantizar la disponibilidad de antivirales para los grupos de riesgo.

Las autoridades sanitarias bolivianas y la OPS recomiendan reforzar la vacunación contra la influenza estacional.

Los datos preliminares indican que la vacunación ofrece protección frente a la enfermedad grave, incluyendo la hospitalización.

La evidencia sobre la efectividad de la vacuna de esta temporada contra el subclado K aún es limitada.

Recomendaciones médicas: Los servicios departamentales de salud en Bolivia recomiendan a la población no alarmarse, pero sí actuar con responsabilidad:

Reforzar la vacunación contra la influenza estacional, especialmente en grupos de alto riesgo.

Lavado frecuente de manos con agua y jabón.

Cubrirse al toser o estornudar, y utilizar mascarillas si se presentan síntomas respiratorios.

Ventilar ambientes cerrados.

Quedarse en casa en caso de fiebre o síntomas respiratorios.

Acudir a un centro de salud ante signos de alarma y evitar la automedicación.

Bolivia, sin laboratorios:

Bolivia aún no cuenta con laboratorios especializados para confirmar la variante K, pero sí con las vacunas.

Por esta razón, la confirmación de casos tomará tiempo.

Las vacunas, sin embargo, cubren todo tipo de influenzas y están disponibles en todos los centros de salud.

Qué sigue:

Las autoridades bolivianas se mantienen en fase de vigilancia y monitoreo activo.

La OPS ha instado a los Estados Miembros de las Américas a preparar los servicios de salud ante la posibilidad de una actividad temprana o más intensa de enfermedades respiratorias.