Cierre de frontera peruana revela crisis migratoria que alcanza a Chile y Bolivia
El Post
Lo esencial: Perú cerró y militarizó por 60 días su frontera con Chile ante el aumento de cruces de personas —mayormente venezolanas— que buscan salir del territorio chileno hacia otros destinos.
Por qué importa: La medida peruana evidencia cómo las políticas migratorias de un país generan efectos en cadena que reconfiguran los flujos migratorios en toda la región andina, incrementando riesgos para quienes se desplazan.
Estado actual: El gobierno de José Jerí declaró estado de emergencia en Palca, Tacna y La Yarada-Los Palos, con las siguientes medidas.
- Restricción de libertades de tránsito y reunión en los distritos fronterizos.
- Movilización de Fuerzas Armadas para apoyar a la Policía Nacional.
- Patrullaje permanente y vigilancia con drones en pasos no habilitados.
- Operativos de inteligencia para contener ingresos irregulares.
El origen: Las autoridades peruanas atribuyen el incremento del flujo al temor en Chile ante posibles expulsiones.
- José Antonio Kast anunció durante la campaña un plazo de poco más de 100 días para que los migrantes irregulares abandonen voluntariamente el país.
Medidas chilenas: El gobierno de Gabriel Boric endureció los controles fronterizos desde principios de 2023.
- Desplegó más de 600 efectivos militares con facultades de control, respaldados por inversión de 16 millones de dólares.
- Cerró los dos centros de acogida humanitaria que operaban en Colchane.
- Aplicó protocolo de “reconducción” con Bolivia para devolver inmediatamente a extranjeros por pasos irregulares.
Los números: Chile registró un aumento de la migración irregular de 10.000 personas en 2018 a casi 338.000 en 2023, según el Servicio Nacional de Migraciones.
Bolivia como corredor: El país se transformó en ruta de tránsito para venezolanos, haitianos y otros migrantes que buscan continuar hacia el sur.
- Puntos como Pisiga y Desaguadero se convirtieron en zonas de paso frecuente; Bolivia no cuenta con infraestructura para atender estos flujos.
Éxodo boliviano: Paralelamente, Bolivia enfrenta su propia crisis migratoria con 1,8 millones de ciudadanos viviendo en el exterior (16% de la población). Una encuesta de Ipsos Ciesmori mostró que seis de cada diez bolivianos consideraban emigrar en 2025.
Sí, pero: El endurecimiento militar provocó el uso de rutas alternativas más peligrosas en el altiplano, donde más de 50 personas han muerto en los últimos años, principalmente por hipotermia.
- También aumentó la presencia de intermediarios que facilitan cruces irregulares.
La conclusión: Las medidas adoptadas individualmente por cada país están trasladando la presión a sus vecinos sin resolver el fenómeno migratorio, conformando una cadena de decisiones que incrementa los riesgos para quienes se desplazan por la región andina.
