El Post

Lo esencial: En las primeras dos semanas de gobierno, el vicepresidente Edmand Lara protagoniza una campaña pública y constante de críticas e insultos contra el presidente Rodrigo Paz, utilizando su cuenta de TikTok para difundir acusaciones.

Las críticas van desde un supuesto incumplimiento de promesas de campaña de Paz hasta denuncias de corrupción en el gabinete, lo que ha generado un conflicto interno sin precedentes recientes.

Por qué importa: La disputa constituye un factor de riesgo para la estabilidad del gobierno recién posesionado.

Diversas evaluaciones señalan que las acciones del vicepresidente conforman una estrategia estructurada para debilitar la posición del presidente.

Un sondeo difundido por Cabildeo Digital registró que el 95% de los participantes percibe que el Vicepresidente está ejecutando una conspiración contra Paz.

Los hechos: Las críticas de Lara han subido de tono, se han intensificado en los últimos días, y se concentran en tres ejes principales.

Incumplimientos de campaña: Señala falta de avances en el aumento de la Renta Dignidad, la creación de un salario universal para mujeres y la eliminación de la renta vitalicia a los expresidentes por trabas legislativas, según él, alentadas por el presidente.

Cuestionamientos al gabinete: Afirma que varios ministros reproducen perfiles del gobierno anterior y que el entorno institucional favorece irregularidades.

Contraste de agendas: Lara se atribuye gestiones internacionales para abrir mercados y señala poca acción del Ejecutivo en ese ámbito.

Un vicepresidente itinerante: Durante las primeras dos semanas de gestión, Lara estuvo 6 días fuera del país de los 14 días de gobierno, según la vocera presidencial Carla Faval.

Lara realizó dos viajes a Brasil (uno alegando problemas de salud de su esposa y el otro para participar en la COP 30).

Viajó a Paraguay para asistir a la final de la Copa Sudamericana, y aseguró haber sostenido reuniones para abrir mercados en China, Corea, Japón e India.

La disputa por la Policía: Uno de los puntos más sensibles del conflicto es el control de la Policía boliviana.

Lara ha pedido la salida del ministro de Gobierno, Marco Antonio Oviedo, a quien califica como un impedimento para influir en la designación del alto mando policial.

El Gobierno aún no ha nombrado una cúpula definitiva y mantiene a la institución en interinato.

Qué dicen: Las respuestas del Gobierno han sido inicialmente conciliadoras, pero con cuestionamientos recientes.

Paz atribuyó el comportamiento del Vicepresidente a factores personales y mantuvo su predisposición al diálogo.

La Vocera cuestionó, ayer, el tiempo que Lara pasó fuera del país y su ausencia durante emergencias como las inundaciones en Samaipata.

Lara respondió a Faval diciendo que “no sabe dónde está parada”.

Defendió su presencia en redes sociales y afirmó que sus viajes incluían “contactos diplomáticos” para nuevas oportunidades comerciales.
Asimismo, dijo que seguirá usando TikTok para comunicarse con la gente.

Sobre una posible reunión con el Presidente, Lara dijo estar abierto, pero lamentó que no recibe respuesta a llamadas y mensajes que le hace.

“Te responde un mensaje cada seis días, es muy lamentable. Lo llamo y no me contesta”, dijo.

Entre líneas: Los analistas identifican elementos de una estrategia de desestabilización: exposición pública de la autoridad presidencial mediante mensajes frecuentes y uso de denuncias de corrupción como herramienta de presión.

Redes de apoyo: El escenario se complementa con actores posiblemente alineados con el Vicepresidente: grupos económicos con presencia mediática, sectores del aparato estatal, y sectores políticos que podrían beneficiarse de un escenario de crisis, incluido el expresidente Evo Morales.

El análisis sugiere que Morales no coordina de manera directa, pero un eventual debilitamiento del gobierno podría favorecerlo políticamente.

Roberto de la Cruz, abogado de origen aymara y dirigente de la COR de El Alto durante los conflictos de 2003, condenó que el Vicepresidente gobierne desde el TikTok y que se convierta en opositor del gobierno.

“Detrás del Vicepresidente están Evo Morales y Juan Ramón Quintana, con un plan endemoniado para desestabilizar al país”, dijo ayer a la prensa.

Qué sigue: La evolución del conflicto plantea varios riesgos institucionales para la gobernabilidad: parálisis de decisiones ejecutivas especialmente en materia económica, fragmentación institucional debido a la disputa por la Policía y otras áreas sensibles del Estado.

No se descarta una posible escalada si el conflicto deriva en movilizaciones impulsadas por sectores afines al vicepresidente o grupos políticos que busquen aprovechar el momento crítico.