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Lo esencial: El Gobierno ordenó una auditoría integral y reestructuración de Boliviana de Aviación (BoA) ante pérdidas acumuladas superiores a Bs 432 millones, fallas operativas y presuntas irregularidades administrativas.

El ministro de Obras Públicas, Mauricio Zamora Liebers, posesionó a Juan José Galvarro Requena como nuevo gerente para encarar esta nueva etapa.

Por qué importa: La crisis de la aerolínea estatal combina deterioro financiero persistente con investigaciones por presunto perjuicio de 18 millones de dólares vinculados al contrato con Kitex Experience.

También enfrenta 43 procesos legales y crecientes reclamos operativos en aeropuertos del país.

Los números: Las pérdidas de BoA muestran un patrón sostenido de déficit que deterioró su patrimonio.

Pérdidas acumuladas: más de Bs 432 millones.
2019: pérdidas cercanas a Bs 200 millones por la crisis política.
2020: saldo negativo superior a $us 50 millones debido a la pandemia.
2021: el Estado aportó Bs 37,5 millones para sostener operaciones.
2023: cerró con Bs 195,9 millones en rojo.
2024: utilidades de Bs 84,4 millones (por venta extraordinaria de aeronave).
2025: pérdidas de Bs 33,9 millones al inicio del año.

El problema de fondo: El ministro Zamora identificó tres problemas principales: exceso de personal, reducción de aeronaves disponibles y presuntos casos de corrupción. El 93% de las contrataciones de 2024 se realizó por vía directa, por un total de Bs 116,8 millones.

Los hechos: El caso más relevante es el presunto perjuicio de 18 millones de dólares asociado al contrato firmado en 2017 con Kitex Experience, que operaba como pasarela de pagos. Una auditoría realizada en la gestión anterior identificó tres elementos del esquema:

Kitex retenía durante 15 días el dinero por venta de pasajes, pese a que la normativa ASFI exige transferencias en máximo 72 horas.

La empresa actuó como “agregador” de fondos sin autorización regulatoria.

Ofreció un sistema antifraude que no fue puesto en funcionamiento.

La auditoría estimó un perjuicio mensual de unos 500.000 dólares.

Contexto: El contrato con Kitex incluía comisiones del 6,14% por transacción, jurisdicción estadounidense para resolver controversias y penalidades de rescisión superiores al millón de dólares.

En 2022, antes de dejar el cargo, el entonces gerente Ronald Casso amplió su vigencia hasta 2027. Mario Borda, quien asumió después, afirmó que estas condiciones impidieron una desvinculación oportuna.

Estado actual: BoA enfrenta múltiples investigaciones y desafíos operativos.

43 procesos legales en ámbitos laboral, civil y administrativo.

Incremento de retrasos, reprogramaciones y dificultades logísticas.

Reportes de fallas mecánicas que derivaron en suspensiones de vuelos.

Denuncia por presunto contrabando tras detectarse carga electrónica sustituida.

Cuestionamientos al rol dominante en el mercado interno tras salida de otras aerolíneas.

Qué dicen: Mario Borda denunció la existencia de mecanismos internos destinados a afectar la continuidad de los vuelos durante la transición gubernamental.

La Asociación de Líneas Aéreas de Bolivia señala que parte de los problemas actuales se originan en el modelo de operación de BoA desde 2009, cuando ingresó al mercado con respaldo estatal y tarifas que presionaron a competidores como AeroSur.

Entre líneas: La crisis coincide con el inicio de la nueva gestión gubernamental, que anuncia auditorías a todas las entidades bajo su dependencia.

El nuevo gobierno expresó su intención de abrir el mercado aéreo a nuevas empresas para mejorar la competencia y conectividad.

BoA no cumplió sus metas de utilidades entre 2015 y 2020 y mantuvo tarifas congeladas durante largos periodos.

La anterior gerencia, a cargo de Mario Borda, presentó denuncias ante el Ministerio Público, Viceministerio de Transparencia, Contraloría y Procuraduría.

Qué sigue: El futuro de la aerolínea dependerá del avance de las auditorías, de las investigaciones en curso y de la implementación de reformas destinadas a garantizar su sostenibilidad financiera y operativa.

Expertos advierten que BoA deberá enfrentar desafíos estructurales como la renovación de su flota, el incremento de los costos operativos y un nivel de endeudamiento cuyo detalle no ha sido completamente transparentado.